jueves, 22 de agosto de 2019

II.2 ECUADOR: Breve introducción al conocimiento de la realidad nacional de nuestro vecino del norte

INTRODUCCION

En la mentalidad del común de los peruanos, subsiste la imagen de un Ecuador al que se considera como "país chico". En efecto los 283.561 km2 de superficie de nuestro vecino del norte, lo hacen territorialmente casi cinco veces más pequeño que el Perú, situación que se patentiza gráficamente al observar el mapa político de América del Sur.

Pero allí acaban las grandes desproporciones desfavorables al Ecuador. En materia de población, que crece a una tasa más elevada que la peruana, los poco más de 17 millones de ecuatorianos equivalen a un poco más de la mitad de la población del Perú, mientras que su densidad demográfica de 60,6 hab/km2, lo ubica como el país más densamente poblado del subcontinente sudamericano, muy por encima del Perú, donde dicho indicador apenas roza los 25 hab/km2.

Por lo demás, Ecuador se presenta como un país cohesionado espacialmente, en donde lo esencial de su destino como nación se ha resuelto en aproximadamente 100.000 km2 comprendidos por el sector interior de los Andes ecuatoriales húmedos del norte, los tropicales del centro y sur, y las tierras litorales del Pacifico, áreas que se encuentran convenientemente articuladas entre sí. En dicho proceso, el eje Quito‑Cuenca‑Guayaquil, ha constituido el armazón urbano sobre el cual ha descansado la organización, jerarquización y especialización del espacio nacional.

En este breve ensayo ofrecemos una aproximación al conocimiento del Ecuador desde los ángulos geográfico, humano y económico a escala nacional, estableciendo algunos paralelos con el Perú que nos permiten reconocer los numerosos rasgos comunes, pero también identificar las diferencias que otorgan a ambos países una individualidad como estados nacionales.


LA BASE TERRITORIAL

Ecuador es un país andino cuyo territorio se extiende en el sector nor‑occidental del continente sudamericano, entre ambos hemisferios, ocupando aproximadamente desde 1º de latitud norte hasta 5º de latitud sur; es decir, geográficamente, Ecuador es un país ecuatorial, cuyo nombre alude al hecho de que, a mediados del siglo XVIII, en aquella región del entonces vasto dominio colonial español en América, se efectuaron las mediciones geodésicas que determinaron con precisión donde se situaba la "mitad de la tierra".


Mapa Político del Ecuador


Los rasgos del relieve

En cuanto al relieve, el factor determinante en el Ecuador es el macizo andino que, al igual que en el Perú, corta su territorio longitudinalmente. Sin embargo, la anchura y altitud de la cordillera es aquí mucho más atenuada que en el Perú: sólo 100 kilómetros de ancho en promedio (contra 350 kilómetros en el Perú, a la latitud de Lima; o 700 kilómetros, a la latitud de Ica), una altitud globalmente más baja y formas topográficas menos abruptas, lo que aunado a un clima más húmedo, ha permitido sostener una población campesina proporcionalmente bastante más numerosa que en los Andes peruanos.

Al occidente, la llanura costera tiene una anchura de hasta 200 kms, (contra 40 kilómetros, en promedio, en el Perú), destacando el estuario del Guayas, formado por la confluencia de los rios Daule y Babahoyo, que configura el tramo final de la cuenca fluvial más extensa y caudalosa del Pacífico sudamericano y que, gracias a sus condiciones para la navegación fluvial, se constituyó en una vía de penetración y de circulación privilegiada, factor importante para la temprana cohesión del espacio ecuatoriano.


La diversidad climática

En cuanto al clima, si bien los Andes juegan el mismo rol de barrera climática que en el Perú, su importancia en este aspecto no es tan decisiva como en nuestro país, dado que la posición ecuatorial del territorio de nuestro vecino del norte, favorece que los sectores intra‑andinos estén rociados con lluvias abundantes: en Quito, por ejemplo, los registros meteorológicos indican casi 1.000 mm. de lluvia al año, valores que representan 20 % más que en los valles cajamarquinos, los mejor dotados en agua de lluvia de los Andes peruanos.

En cambio, los factores decisivos de la originalidad climática y ecológica del territorio ecuatoriano actúan frente al litoral. Allí se mezclan las aguas relativamente frías de la Corriente Peruana y las cálidas de la Contracorriente Ecuatorial, trayendo como consecuencia que en menos de 200 km, de norte a sur, a lo largo del litoral, se pase de las densas selvas ecuatoriales de la costa norte, que reciben más de 3.000 mm de lluvia anual, al casi desierto de la península de Santa Elena, 100 km. al oeste de Guayaquil, donde llueve solamente 100 mm al año. Ello hace posible una amplia gama de condiciones ecológicas que determinan la gran riqueza florística y faunística del Ecuador, su diversidad de paisajes naturales y, como resultado de la acción humana en el tiempo, múltiples formas de acondicionamiento del espacio. En síntesis, el desierto, aquella formación natural dominante en la región costera peruana, apenas empieza a esbozarse en el extremo sur del litoral ecuatoriano.


Recursos naturales abundantes

Además de la abundancia de agua, también el suelo, el otro recurso natural básico para la agricultura, es cuantitativamente importante en el Ecuador. Según datos de la FAO, la superficie de tierras arables actualmente en uso, es de 4,1 millones de hectáreas, contra 5,4 millones en el Perú. De este modo, Ecuador aquel "pequeño" país a los ojos de los peruanos, aparece proporcionalmente mucho mejor dotado que el Perú en lo que respecta a un recurso que, como el suelo agrícola, se ha encontrado casi siempre en la base de las posibilidades del desarrollo sostenido de las naciones.

En cuanto a recursos mineros, extensas zonas, principalmente en los pisos alto­andinos como en el Perú, presentan una intensa mineralización con abundancia de reservas auríferas, cupríferas y de polimetálicos, pero que en el caso del Ecuador, salvo el oro, apenas si son explotados, confirmando, a diferencia del Perú, la ausencia de una tradición minera en este país. El recurso forestal, por su parte, abunda en la mayor parte de su territorio, tanto en los valles y laderas andinas como en las llanuras costera y amazónica, siendo la alta pluviosidad del territorio ecuatoriano el factor determinante de la abundancia y diversidad de las florestas que van del bosque seco tropical en el contorno del estuario del Guayas y la provincia costera de Manabí, al bosque muy húmedo tropical, en sectores localizados de la amazonía y de la provincia costera de Esmeraldas, al norte del país; en conjunto, los bosques cubren más del 70 % del territorio ecuatoriano, lo que no impide que vastos sectores en la región costera,  y más recientemente en la amazonía, hayan sido deforestados por emprendimientos empresariales enmarcados en los diversos ciclos de la economía de plantación y en menor grado por colonos procedentes de la región andina.


El archipiélago de las Galápagos

Finalmente, una mención a las Islas Galápagos, oficialmente denominadas Archipiélago de Colón, aquel apéndice del Ecuador a más de mil kilómetros frente a su litoral. Con 8.010 km2 de superficie, este archipiélago volcánico, ubicado sobre la línea ecuatorial, tiene la importancia de constituir un verdadero laboratorio de la evolución natural, razón por la cual en l959 fue declarado Parque Nacional en 95 % de su superficie, lo que no impedirá que en el futuro su posición estratégica, a modo de puerta de entrada al hemisferio sur frente al borde del Pacífico Sudamericano, pueda ser aprovechada por el Ecuador para concretar su proyección política y económica en un mundo globalizado cada vez más competitivo e interdependiente.


EL COMPONENTE HUMANO

Las características del poblamiento y la base económica del país

Aunque no es ajeno a las tendencias hacia una litoralización del poblamiento, el Ecuador sigue siendo, a diferencia del Perú, un país todavía fuertemente andino.

En el sector de los valles interandinos comprendidos entre la frontera con Colombia y el sur de la ciudad de Riobamba, sobre el 5 % del territorio nacional, habita la tercera parte de la población del país, encontrándose densidades rurales superiores a 100 y hasta 200 hab/km2, lo que es sólo comparable en el Perú con sectores muy localizados del altiplano puneño, próximos al Lago Titicaca. Por lo demás, ello no es contradictorio con una creciente urbanización, a la cabeza de la cual se encuentra la capital nacional, la ciudad de Quito (2.736.000 habitantes), siguiéndole Ambato y Riobamba (378.000 y 258.000 habitantes, respectivamente), y a continuación Ibarra, con 215.000 habitantes. Los núcleos de poblamiento andino se complementan hacia el sur con los valles que se localizan en la provincia de Azuay y Loja, cuyas capitales, las ciudades del Cuenca (603.000 habitantes) y Loja (264.000 habitantes)[1], respectivamente, son los puntos de partida de los procesos de colonización hacia los valles del piedemonte oriental, principalmente el del Zamora, que han afianzado la presencia ecuatoriana en ese sector limítrofe con el Perú, cerca del tramo de la frontera correspondiente a la Cordillera del Cóndor cuya demarcación estuvo pendiente por más de 50 años. En este sector andino, no obstante la similitud con la sierra peruana en lo que respecta al escalonamiento de los cultivos y a las estructuras agrarias presentes, puede reconocerse una diferencia principal referida al poblamiento y aprovechamiento económico más intenso que se realiza en territorio peruano de los pisos altoandinos. Por ejemplo, el piso "puna" en el Perú, tiene una densidad de población más elevada, ciertas posibilidades agrícolas, incluso por encima de los 4.000 m.s.n.m., y constituye el dominio principal de una ganadería extensiva de ovinos, vacunos y camélidos sudamericanos, nada de lo cual ocurre en el piso altitudinal equivalente en Ecuador, el "páramo", no obstante ser éste, a diferencia de la puna, un piso altitudinal húmedo.

Otra área de poblamiento importante es el conjunto de llanuras y colinas costeras, que desde el piedemonte occidental de los Andes descienden hacia el Golfo de Guayaquil. No obstante su baja densidad de población en el pasado, actualmente esta área ya congrega alrededor del 40 % de la población del país, resultado de un rápido crecimiento demográfico asociado al aprovechamiento de un espacio tropical que responde a las demandas del mercado mundial con producciones de banano, café,  cacao, y camarón, principalmente, en el marco de la gran propiedad rural y del modelo agroexportador. La importancia de estas producciones permite identificar sucesivos ciclos, siendo muy importante, desde la década de 1950, el del banano, que ha convertido al Ecuador en el primer exportador mundial de esta fruta. Sin embargo, desde la segunda mitad de la década de 1980, los productos de la pesca y principalmente el “cultivo” de camarones y el atún en conserva, han desplazado al banano como el principal producto de exportación de estas regiones costeras, representando actualmente más de la cuarta parte de las exportaciones totales. Esta dinámica económica permitió la consolidación, ya desde fines del siglo XIX, de la ciudad de Guayaquil como la principal metrópoli ecuatoriana a la par con Quito, con una población que alcanza actualmente los 2.700.000 habitantes[2], lo que ha facilitado no sólo la mejor cohesión del espacio ecuatoriano a partir de una repartición de funciones políticas, administrativas y económicas con Quito, sino también el rápido crecimiento de otras ciudades costeras como Portoviejo (316.000 habitantes) y Machala, con alrededor de 283.000, esta última a 78 km de la frontera con el Perú, urbes que aspiran a convertirse en auténticas capitales regionales.



Por su parte, la selva tropical ecuatoriana tiene una extensión de 120.000 km2, menos de una quinta parte de la peruana, pero a diferencia de nuestro país y por las razones climáticas ya explicadas, está presente tanto en las provincias del oriente como en el sector costero nor‑occidental correspondiente a la provincia de Esmeraldas. La incorporación de estos territorios al espacio nacional se inició, en lo que hace a la selva costera, recién a partir de la década de 1950 con el frente de colonización de Santo Domingo de los Colorados[3] y la construcción de la Carretera Quito‑Esmeraldas. Hacia el oriente, el desarrollo de los frentes pioneros data, en lo fundamental, de la década de 1960, pero ellos se vieron decisivamente fortalecidos con el inicio de la explotación de yacimientos de petróleo a partir de 1972. Los pozos de Lago Agrio, en el sector nororiental, cerca de la frontera con Colombia, han hecho posible, entonces, la rápida y vigorosa incorporación de la amazonía ecuatoriana a la economía nacional, proporcionando según los años de que se trate, hasta el 75 % del valor de las exportaciones[4], constituyéndose, además, en la base de las grandes transformaciones, sobre todo en infraestructura de transportes, comunicaciones e irrigaciones, que han ocurrido en el Ecuador contemporáneo y que hicieron posible, hasta 1985, un crecimiento del producto nacional del orden del 10 % anual, sin parangón en América Latina durante ese período. Sin embargo, a pesar del "boom" petrolero y de la triplicación, en cifras absolutas, de la población de las provincias del oriente entre las décadas de 1960 - 1980, en esa región actualmente sólo vive el 4,7 % de la población nacional.



No obstante todo lo previamente mencionado, Ecuador y Perú tienen un PBI per cápita similar, pero la sensación visitando el vecino país es que la pobreza es una carga mucho menor que en el Perú, signo evidente de que la riqueza está mejor distribuida lo que atenúa las disparidades sociales y económicas.

Finalmente, y para concluir esta aproximación a escala nacional, nos aguijonea una pregunta: ¿por qué el Ecuador no ha sido capaz de convertir su amazonía en un importante espacio de desarrollo?. ¿Por qué el discurso oficial que hasta poco tiempo atrás enarbolaba el lema "Ecuador: país amazónico”, no se condice con la realidad? Adelantaremos una hipótesis.

Tanto en el Perú como en el Ecuador, los Andes han sido históricamente el núcleo del poblamiento. En el Perú, la fuerte presión demográfica sobre los recursos agrícolas escasos impulsó la emigración campesina tempranamente, ya desde la segunda mitad del siglo pasado, hacia ejes de avanzada en la selva alta y baja, en una época en la cual, sin el apoyo de ferrocarriles ni carreteras, las comunicaciones con la región costera eran muy deficientes, además de que ella no tenía mucho que ofrecer a los campesinos sin tierra; el "ciclo del caucho" (1880‑19l0, aproximadamente), inyectó una mayor dinámica a este proceso social y económico que ya para entonces se había iniciado. En el Ecuador, en cambio, ecológicamente las regiones costeras son similares al territorio del oriente amazónico. Cuando este país se insertó de lleno, en el tránsito del siglo XIX al XX, dentro del esquema de la "división internacional del trabajo", las zonas aptas para el desarrollo de las plantaciones bananeras y cacaoteras que modernizaron y dinamizaron en ese momento su economía, estaban constituidas por sus provincias costeras (El Oro, Guayas, Los Ríos, Manabí, Esmeraldas), tanto en razón del clima tropical que favorecía esas producciones como por el fácil nexo que ellas poseían, vía marítima, con los mercados exteriores a donde se destinaba la producción agrícola. Este impulso económico favoreció que la dinámica migratoria se orientara entonces hacia la costa, dejando en el olvido a la región amazónica la que, en este contexto, tampoco se benefició con el auge del caucho, como sí ocurrió con la amazonía peruana, colombiana y brasilera.


El sistema de ciudades

Un aspecto humano que vale la pena destacar, es el de la diferente configuración del sistema urbano ecuatoriano respecto al del Perú. En ese país, existe una bipolaridad metropolitana representada por Quito y Guayaquil. Entre ambas ciudades, la tradicional rivalidad se ha resuelto mediante una opción que ha facilitado la consolidación del Estado‑Nación: la construcción de ejes de articulación vial que, como el ferrocarril, vincula las dos metrópolis desde 1908. A partir de la década de 1950, la construcción de carreteras que posibilitan el transporte rápido, contribuyeron a optimizar el carácter compacto del espacio central ecuatoriano, y progresivamente consolidaron un anillo vial de 800 km que articula las dos principales regiones (Andes del norte y llanuras del Guayas), donde en conjunto viven las dos terceras partes de la población ecuatoriana. De este modo, ningún área humanizada del país se halla demasiado alejada de una ciudad como para no beneficiarse de una cada vez más acentuada cohesión espacial y de los efectos del crecimiento económico. En ese contexto, las tendencias migratorias campo‑ciudad y sierra‑costa, el centralismo (Quito y Guayaquil concentran, en conjunto, el 30 % de la población total del país), los desequilibrios regionales, son problemas no tan agudos, comparativamente, con lo que ocurren en el Perú.

Mapa de la Red Vial Estatal

Ministerio de Transportes y Obras Públicas. (2016). Plan Estratégico de Movilidad 2013 - 2037. 18/07/2019, Sitio web: https://www.obraspublicas.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2017/04/Plan_Estrategico-de-Movilidad.pdf

Por su parte, la construcción constante de carreteras, ha densificado la red vial en desmedro del ferrocarril, el que sin embargo, en el marco de decisiones tomadas por el gobierno nacional en 2007 ha sido rehabilitado en la mayoría de sus tramos, pero esta vez, para potenciar el turismo con el objeto de diversificar la economía del país.



[1] Todas estas cifras corresponden a proyecciones a 2018 efectuadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos del Ecuador – INEC, considerando que el último censo de población se realizó en 2010. En el caso de Quito, se trata de proyecciones para el año 2019.
[2] Si a esa población se suman los 300,000 habitantes de Durán, una extensión urbana de Guayaquil sobre la margen izquierda del río Guayas pero que, administrativamente constituye otra ciudad, la población total de esta aglomeración urbana llega prácticamente a los tres millones de habitantes.
[3] En la actualidad, la ciudad de ese nombre, capital de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas es la cuarta ciudad en tamaño demográfico del Ecuador, con 442,000 habitantes.
[4] En los últimos años la producción de petróleo siempre ha estado por encima de los 500,000 barriles/día y las exportaciones han superado los 400,000 b/d. En cambio en el Perú la producción fluctúa entre 40 y 45 mil b/d, equivalente a una décima parte de lo que exporta Ecuador.

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