CÓMO CONMEMORAR DESDE LA GEOGRAFÍA LOS 200 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA: EL ATLAS DEL BICENTENARIO DEL PERÚ

En el mundo contemporáneo, todo país organizado bajo la forma de un Estado democrático, institucionalizado y eficiente, publica por lo menos una vez cada década, un Atlas oficial, documento que constituye una herramienta  fundamental para mostrar a sus propios ciudadanos y al mundo, la evolución histórica,  la realidad actual  y los  progresos y perspectivas del país, pero en una óptica espacial, es decir, en términos de la ubicación y las dinámicas en el territorio de los factores, datos y procesos de carácter físico, biológico, ambiental, político, demográfico, social, cultural, económico, tecnológico, y otros, que, en conjunto, presentan y transmiten una síntesis de la realidad nacional; una “carta de presentación” del país, solo que ofrecida de una manera gráfica, comprensible y grata para la vista.


En el caso del Perú, esa pauta no se cumple. Durante el siglo XIX, en 1865, a pocas décadas del nacimiento del Perú republicano, Mariano Felipe Paz Soldán publicó, impreso en Francia, su “Atlas Geográfico del Perú”, notable documento, considerando las limitaciones técnicas de la época y el hecho de que muchos territorios del interior del Perú eran prácticamente desconocidos, no explorados. En el siglo XX, se publicaron dos atlas oficiales, ambos bajo la dirección del insigne geógrafo Dr. Carlos Peñaherrera del Águila: el “Atlas Histórico-Geográfico y de Países Peruanos”, publicado en 1970 y el “Atlas del Perú” publicado en 1989, casi 20 años después, trabajos que movilizaron la colaboración científica de decenas de instituciones e investigadores.

Sin embargo, los recursos técnicos disponibles en la actualidad, hacen posible la elaboración de un atlas diferente a los mencionados: la geomática, es decir, la gestión de información geográfica mediante la utilización de tecnologías de la información (imágenes satelitales, bases de datos, sistemas de información geográfica – SIG), hace posible en estos tiempos presentar mapas temáticos dinámicos apoyados en simbología de última generación, por ejemplo, los “coremas”[1], un instrumento privilegiado para el análisis geográfico, que permite mostrar las dinámicas en la organización del territorio, evidenciando el tránsito de lo “real anárquico” (mapas estáticos; la realidad tal como está) a la “realidad organizada” (mapas prospectivos, dinámicos, que muestran la evolución de la situación territorial posible-deseable en distintos escenarios y para horizontes de tiempo predeterminados). El Atlas se convierte, entonces, en una poderosa herramienta prospectiva: puede ser muy útil para mostrar hacia dónde se dirige, cómo se configurará, y qué retos espaciales confrontará, en distintos horizontes temporales, un país, una región, o el propio sistema global.

Un “Atlas del Bicentenario del Perú” basado en esta concepción moderna, sería un obsequio que la institucionalidad pública del país podría ofrecer a los peruanos y al mundo en la oportunidad de cumplirse 200 años de nuestra existencia como república independiente.

En estos tiempos de preponderancia de la imagen sobre la palabra, resulta imprescindible que el Estado Peruano comprometa -en un momento en que el país intenta retomar la senda del crecimiento económico, desarrolla esfuerzos por el logro de la inclusión social, trata de consolidar una conciencia ambientalista, y lucha por ocupar un lugar de privilegio en el concierto de las naciones-, la elaboración de un Atlas oficial del Perú, que debe concretarse en el “Atlas del Bicentenario del Perú”.

Como grandes objetivos del Atlas del Bicentenario del Perú, se plantean preliminarmente los siguientes:
  1. Compendiar un conjunto de mapas, fotografías, secciones transversales, breves memorias descriptivas, etc. que muestren a los peruanos y al mundo, gráficamente, la realidad del Perú contemporáneo en sus componentes físico-naturales, ambientales, y humanos (étnicos, demográficos, sociales, culturales, político-administrativos y económicos).
  2. Contar con representaciones gráficas y cartográficas de la evolución en el tiempo de los dominios territoriales de las sociedades del pasado, originarias o producto de la conquista española, que han ocupado el territorio de lo que actualmente es el Perú, desde su ocupación difusa e imprecisamente delimitada por sus primeros pobladores hasta la configuración actual del dominio territorial peruano.
  3.  Mostrar las dinámicas territoriales que configurarán al Perú del futuro en un horizonte de, por ejemplo, 30 años, mediante mapas situados en diversos escenarios (tendencial, optimista, otros), que apoyen la toma de decisiones vinculadas a objetivos de desarrollo nacional y de consolidación de la nacionalidad peruana.
  4. Entregar a investigadores peruanos y extranjeros en las más diversas áreas de las ciencias naturales y humanas, una herramienta que les servirá de insumo y apoyo en sus proyectos de investigación sobre el Perú.
  5. Ofrecer al mundo una imagen gráfica pero integral del Perú en oportunidad de cumplir el país los 200 años de vida independiente, que complemente otras herramientas de promoción internacional de nuestro país.
Preparar un Atlas de estas características es un trabajo de largo aliento. Tendrían que tomarse decisiones YA en algún alto nivel del gobierno nacional, para llegar con el “Atlas del Bicentenario del Perú” publicado a julio de 2021. Y no se trata sólo del trabajo técnico de cartógrafos-informáticos,  especialistas en cartografía digital, ni de geógrafos profesionales especializados que dirijan y asesoren en dicho trabajo, sino, ante todo, de decisiones políticas que permitan comprometer los recursos financieros y el concurso de toda la institucionalidad pública, única manera de hacer   posible que este gran proyecto se convierta en una realidad en los plazos señalados.

Lunes, 10 de junio de 2019



[1] Simbología geográfica de avanzada que hace posible que, a diferencia del pasado, sea viable representar y mostrar en los mapas las tendencias de las dinámicas territoriales: difusión, concentración/polarización, mallas, jerarquías, tropismos, disimetrías, equilibrios, complementariedades reales o posibles entre espacios vecinos (países, regiones), etc.

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