TRES INSTRUMENTOS QUE EL PERÚ REQUIERE CON URGENCIA PARA MEJORAR LA GESTIÓN DE SU TERRITORIO


Cada día asistimos a la toma de decisiones erradas, públicas o privadas, al amparo o al margen de la ley y los reglamentos, en lo que respecta a la gestión de nuestro patrimonio territorial: se desarrollan actividades económicas (minería metálica, utilización de canteras) incompatibles con otros usos precedentes o potenciales del territorio; se invade lechos de ríos y quebradas, o laderas inestables, para edificar viviendas u otras construcciones permanentes sin considerar que luego la naturaleza reclamará lo que es suyo; se tala sin piedad el bosque para aprovechar la madera o para ejecutar emprendimientos agrícolas o ganaderos, sin considerar el grave impacto de estas actividades sobre la biodiversidad y la integridad de los ecosistemas…

Por más que el Gobierno Nacional establece, cada vez, regulaciones más rígidas y despliega acciones más intensas para controlar estos despropósitos y evitar la destrucción del rico patrimonio físico y natural del país así como evitar los conflictos sociales, lograr el uso adecuado del territorio se presenta como una tarea titánica… La “cultura” del desgobierno, del “haz lo que quieras que nada te pasará”, se sigue imponiendo en un país carente de conciencia ambiental pero cuyo pasado prehispánico ha dejado, por donde vayamos, y a la inversa de lo que vemos hoy, innumerables pruebas de que, justamente, la actuación del hombre en busca de satisfacer sus necesidades, se regía por estrictas reglas que tenían muy en cuenta la búsqueda del equilibrio entre necesidades humanas y exigencias de la naturaleza: eso que hoy llamamos “protección del medio ambiente”, “uso racional del territorio”.

Hacemos referencia en este artículo a tres instrumentos que nos parece fundamental poner en práctica para hacer frente a la urgente tarea de evitar que el Perú, en plazos no tan lejanos como muchos podrían suponer, se convierta en un país caótico y aún más conflictivo por falta de planificación territorial; en un desierto; en un territorio y en unos cuerpos de agua devastados, agotados en su capacidad de sostener la vida y, por ende, seguir siendo la fuente de manutención de los peruanos.

De esos tres instrumentos, el primero es normativo y los otros dos constituyen herramientas técnicas, siendo que los dos primeros ya están generando un nivel de respuesta de parte del Estado que ojalá no se diluya en discusiones interminables o distorsionen para convertirse en triunfo de grupos de poder político o económico y no de la Nación entera :

  • Ley de ordenamiento territorial. Este es un instrumento normativo cuya aprobación  en nuestro país tiene una urgencia que salta a la vista y que confirma lo que venimos de señalar en los párrafos precedentes.   Desde hace unos meses atrás está funcionando una denominada “Plataforma para el Ordenamiento Territorial”, integrada por una serie de organizaciones interesadas en promover la dación de una ley sobre la materia y que, incluso, ha logrado formular un primer proyecto que recoge e integra elementos contenidos en proyectos anteriores así como aportes de instituciones y profesionales independientes.

Resulta increíble que mientras que en América Latina desde los años de la década de 1980 se vienen implementando políticas de ordenamiento territorial, el Perú sea uno de los pocos países de la región que sólo cuenta con “lineamientos” sobre la materia. En el Perú necesitamos una ley de ordenamiento territorial para viabilizar el desarrollo sostenible sobre la base de una visión integral del territorio que permita que las políticas económicas, sociales, ambientales y territoriales, se articulen y respondan a objetivos compartidos; que oriente una gestión más eficiente del territorio, considerando sus potencialidades pero también sus limitaciones, la configuración de su uso actual y las aspiraciones de su población.

  • Sistema Satelital Peruano.  En noviembre de 2012, el Ministro de Defensa anunció que –por fin- existe la decisión política del Gobierno para que el Perú cuente con un sistema satelital propio, una decisión que se esperaba desde hace años atrás en un contexto regional en el que prácticamente todos los países cuentan ya o tienen en construcción su propio satélite: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Venezuela, e incluso Bolivia, país, este último, que pondrá en órbita su propio satélite antes de concluir este año y que ya está planificando la construcción de otro más. Esta decisión otorgará a nuestro país independencia tecnológica para planificar, ordenar, apoyar, controlar y desarrollar aplicaciones específicas en los sectores de: Agricultura, Energía y Minas, Vivienda, Transportes, Salud, Pesquería, Educación, Prevención y Mitigación de Desastres, Ordenamiento Territorial, Ambiente y Recursos Naturales, Salud y Seguridad Nacional, entre los principales. Será como –para el caso de una familia- pasar de andar en auto alquilado o prestado, a cuyas características tenemos que adecuarnos, a circular en auto propio, ajustado a nuestros requerimientos.

El Centro Nacional de Operaciones de Imágenes Satelitales (CNOIS) es el proyecto desarrollado por la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (CONIDA) para dotar al Estado Peruano de la capacidad de utilizar tecnología espacial a fin de contribuir con el desarrollo nacional. El segmento terrestre del CNOIS se ubicará en la base de la Fuerza Aérea del Perú en Punta Lobos, Pucusana, a 50 km al sur de Lima. Solo falta que esta decisión no se implemente en el “mediano plazo” tal como lo adelantó el Ministro de Defensa, sino que pase a ser ejecutada de inmediato, teniendo en cuenta que los estudios de prefactibilidad y de factibilidad han sido concluidos hace más de un año, mientras que la viabilidad económica es lo único que falta y está pendiente de aprobación por parte del Ministerio de Economía y Finanzas. (tomado de www.microsateliteperuano.blogspot.com)

  • Atlas del Perú. En el mundo contemporáneo, todo país que cuenta con un Estado institucionalizado y eficiente, publica por lo menos una vez cada década, un Atlas oficial, documento que constituye una herramienta  fundamental para mostrar a sus propios ciudadanos y al mundo, la realidad y progresos del país en una perspectiva espacial, es decir, en términos de la ubicación y las dinámicas en el territorio de los factores, datos y procesos de carácter físico, biológico, ambiental, político, demográfico, social, cultural, económico, tecnológico, y otros, que, en conjunto, presentan y transmiten una síntesis de la realidad nacional, una “carta de presentación” del país, solo que ofrecida de una manera gráfica, comprensible y grata para la vista. Los mapas que se pueden producir actualmente con los recursos técnicos disponibles (imágenes satelitales, bases de datos, sistemas de información geográfica – SIG, simbología de avanzada tal como los coremas), hacen posible que, a diferencia del pasado, sea viable representar y mostrar en ellos las tendencias de las dinámicas territoriales: difusión, concentración/polarización, mallas, jerarquías, tropismos, disimetrías, equilibrios, complementariedades reales o posibles entre espacios vecinos (países, regiones), etc. con lo que   un Atlas se convierte, incluso, en una poderosa herramienta prospectiva: puede ser muy útil para mostrar hacia dónde se dirige, cómo se configurará, o qué retos espaciales confrontará, en un horizonte de tiempo determinado, un país, una región, o el propio sistema global.

Por esa razón, en estos tiempos de enorme preponderancia de la imagen sobre la palabra, resulta imprescindible que el Estado Peruano comprometa  -en un momento en que el país se encuentra encaminado en una senda de crecimiento económico, de esfuerzos por el logro de la inclusión social, y de ocupación de un lugar de privilegio en el concierto de las naciones-, la elaboración de un Atlas oficial del Perú, documento que no se publica desde hace 24 años, siendo que el último, editado en 1989, solo hizo  empleo de recursos técnicos convencionales. Para un país como el nuestro, complejo y heterogéneo, pero muy rico en sus dimensiones natural y cultural, un “Atlas del Perú” oficial moderno y que haga uso de recursos técnicos de avanzada, constituiría un instrumento que estimularía el amor a la Patria,  la apropiación de nuestro país por sus propios ciudadanos, y que operaría, además, como una carta de presentación del Perú ante el mundo.

¿Conviene usted con estas prioridades, amable lector?. ¿Tendrá el Gobierno la suficiente constancia como para entregar estos indispensables productos en plazos razonables?. Hagamos votos por que así sea y apoyemos, desde nuestras distintas posiciones como funcionarios, investigadores, docentes o ciudadanos comunes, para que estas herramientas consustanciales a la planificación territorial moderna se hagan pronta realidad en nuestra Patria.

(27/03/2013)

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